Es importante estar bien informado antes de dar el gran paso de invertir en terrenos, y para evitar cualquier sorpresa desagradable, a continuación, te explico cuáles son las diferencias entre un terreno ejidal y un terreno de propiedad privada.
Las propiedades privadas se caracterizan por tener un dueño único que cuenta con las escrituras de la propiedad bajo su nombre, concediéndole poder absoluto y legal sobre la propiedad.
Los terrenos ejidales nacieron en tiempos de la revolución mexicana, época en la que estas tierras fueron repartidas a campesinos con el objetivo de utilizarlas para el cultivo. No tienen un solo dueño y no cuenta con escrituras de propiedad, le pertenecen al Gobierno Federal.
En México, el ejido como propiedad de uso rural y de uso colectivo aún existe, incluso, en algunos casos, es considerada equivocadamente como propiedad del estado o municipio. Sin embargo, es importante señalar que, aunque es una propiedad social, existe un proceso de regularización que permite transformar un ejido en un terreno de propiedad privada.
Hay tres diferencias que te ayudarán a identificar si lo que te ofrecen es un terreno de propiedad privada o un terreno ejidal:
1. Inscripción en el Registro público
2. Tipo de propietario
En el caso de los ejidos, este proceso no existe, ya que un ejido no puede ser vendido como tal: Para poder convertirte en propietario de un terreno ejidal es necesario que te conviertas en ejidatario, de profesión campesino, y avecindado de la zona en donde piensas adquirir el terreno. Sin embargo, este es un proceso largo (puede llevarse hasta 9-10 años) y es solo la antesala a un segundo procedimiento en el que deberás adjudicar el terreno, después de varios años de haber “trabajado” las tierras como campesino.
Como puedes ver, al momento de invertir en un terreno debes asegurarte de que cuente con las características de una propiedad privada, de esta forma en un futuro podrás hacer un buen negocio, o bien puede convertirse en el patrimonio de tu familia.